viernes, 19 de agosto de 2011

No hay indicios


Si un grupo de mimos se pusiera a simular un muro transparente, podría parecer que realmente hay un muro transparente.

Estos mimos intentarían hacernos creer que hay un muro transparente creando indicios sobre la existencia de dicho muro. Aunque la profesionalidad del grupo de mimos pudiera engañar a nuestra capacidad de percepción, la mayoría de nosotr@s sabrá que no hay muro, y aunque nos quedaran dudas siempre podríamos caminar a través del muro ficticio para constatar que no hay muro...

Cuando un grupo se propone hacernos creer algo y para ello identifica como válidos aquellos indicios que ellos mismos han creado (aunque, evidentemente, dando la autoría del indicio a una autoridad superior como: fuerzas de la naturaleza, destino, dioses, etc.), si no dudamos de la verdad que nos presentan, pecaríamos de crédulos o, dicho de otra forma, de creyentes.

Pero no todos los falsos indicios los tenemos tan a mano como un muro transparente. Si quisiéramos engañar a alguien (empezando por engañarnos a nosotros mismos) con nuestros indicios los crearíamos más irrefutables, etéreos, lejanos e inalcanzables... al fin y al cabo no hace tanto que se pensaba que La Tierra era plana (tan válido como inalcanzable era el horizonte). Y si quisiéramos hacer nuestro planteamiento incluso más a prueba de fallos podríamos tachar de herejía cualquier idea que se posicione en contracorriente a la nuestra programando en nuestros seguidores una repulsa automática a cualquier planteamiento extraño [perdón por el inciso pero si leyendo esto ya siente algún tipo de repulsa tómese como ejemplo a si mism@]... sí, como el día que un científico fue abucheado por decir que la luna no producía su propia luz, aunque en mi opinión este comportamiento es más peligroso cuando ocurre en situaciones menos extremas.

La historia nos ha dejado "anécdotas" de como la supuestamente inequívoca palabra de Dios era corregida por un humano al afirmar que La Tierra giraba alrededor del Sol... Nos faltaría mucha humildad de no entender que errar es humano lo que pone en el plano humano algunas sagradas escrituras. ¿Qué debería hacer un creyente en estos casos? ¿seguir creyendo lo que pone las sagradas escrituras o asumir que las escrituras son erróneas? ¡¡HEREJE!!

Por mucho que se empeñen los tres come-cocos de siempre, en la imagen anterior no hay ningún triángulo, aunque al igual que pasa en los circos de pulgas muchos observadores han asumido tanto los falsos indicios que aseguran haber visto dichos insectos durante la irreal actuación. Ya no digo nada del poder de retroalimentación que supondría organizar unas jornadas de personas que creyeran en estos... circos.

No hay comentarios: