El barrio de La Isleta en Las Palmas de Gran Canaria ha sido víctima del afán recaudatorio. Una calle (que no es la primera de una larga lista y) que no responde a un interés comercial o de gestión de trámites ha sido pintada de zona azul. Poco tardarán en soltar aquello de la generación de empleo, empleo que se construirá sobre el atraco a una población seriamente dañada por la situación económica, que intenta disimular que todo anda... peor, pero anda, que ha crecido en esa clase media que ahora parece más edad media y que no le va a quedar más remedio que huir a aparcar con su coche a zonas aun libres hasta que dejen de serlo o sucumbir al diezmo.
O pasas por el aro o te multo, es decir, o pagas o pagas. Es por eso que hablo de herramientas de sumisión: impuestas unilateralmente donde la única cabida es huir ya sea aparcando más lejos (mientras se pueda), o directamente rendirse y dejar de tener coche. Sin posibilidad en igualdad de decir "NO oye, vamos a hablarlo".
Con las continuas subidas de precios, como el de la luz, agua, medicinas, ya se vio venir cómo se puede convertir en lujo lo que antes era una opción, derecho o necesidad y en esa huida ya habrá quien haya decidido, por ejemplo, abandonar el lujo del agua caliente y empezar a bañarse con agua fría. Porque esta huida de la que hablamos no es siempre una huida hacia adelante. Generalmente lo que queda más al alcance es huir hacia atrás, ir a peor. *Propuesta de eslogan para el ayuntamiento*: "¿Con la zona azul? Vende tu coche, pierde oportunidades de empleo, precarízate más, pero no dejes de cavar tu propio agujero".
Se supone que esto es ejemplo de buena gestión: "como no controlo el presupuesto, presiono a quien haga falta para llenar unas arcas que no he sabido controlar". Además con un oscurantismo (publicado en el BOP en puente) disfrazado de improvisación (negaron que existieran estos planes sólo unos meses antes en junta de distrito) que sólo consigue empeorar su imagen y definir claramente los bandos es este altercado.
Como se supone que debe vivir un parado. El último fin de semana de febrero participé en el HackForGood Las Palmas, una muy buena experiencia donde desarrollamos un prototipo de aplicación web ("Barriguita llena...") para que el que pueda tener un plato de comida de más se lo dé a los que de repente se han visto con un plato de menos en este nuevo perfil de personas que se enfrentan a un profundo dilema al colocarse en las colas de los comedores. Al presentar el proyecto muchos tenían fija la idea de pobre que nos han contado desde pequeños, si eres pobre no tienes ni móvil ni ordenador para poder usar la herramienta, y añado yo que les faltó decir: ni ropa, ni desodorante, ni educación, ni dignidad. Curiosamente esa es la idea de base que nos hizo crear esta herramienta, personas que se han quedado sin ingresos pero que les cuesta mucho ponerse en estas colas porque ellos no son el tipo de pobres que les han metido en la cabeza desde pequeños.
Yo soy parado desde hace tiempo, yo vivo bien, tengo ahorros, puedo mantener mi alquiler, tengo coche (comprado por necesidad laboral), antes tenía muchas aficiones que ahora practico menos. Y creo que para la gente en situaciones parecidas, poder mantener un nivel de vida normal nos hace bastante más fácil el día a día. No quiero poner ejemplos de lo duro que puede ser no tener un periodo de adaptación a las nuevas realidades, pero todos hemos visto los casos de personas que no han sabido adaptarse a una nueva situación que les ha venido de golpe tocando a la puerta de la que, hasta ese momento, era su casa, pero seguro que se puede entender lo difícil que es para una persona adaptarse a una nueva realidad a la fuerza y de golpe.
Por suerte el barrio de La Isleta conserva un patriotismo que no es ni de sus calles ni de los que lo gobiernan, sino de su gente que pronto ha entendido el desafío que le imponen y ya se está organizando con recogidas de firmas y, según cuentan, otras acciones de insumisión. Ya están por twitter diciendo #LaIsletaSinAzul a todos esos políticos con nombres y apellidos que esconden bajo la palabra movilidad, sostenibilidad y zonas verdes o azules: recaudación, recaudación, recaudación y mal hacer. También en Facebook
Porque en realidad siendo este Ayuntamiento uno de esos nuevos pobres no ha tardado nada en adaptar el modelo tradicional de mendigo aparcacoches empujado por el mono que produce la mala gestión pero a tal extremo de llegar a las amenazas: págueme o págame.
Desde aquí le digo a esa entidad, que trabaja para mí y para todos, llamada Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y a las personas que tengo contratadas indirectamente para hacerlo funcionar que corrijan este error lo antes posible, no es eso lo que quiero, hagan un concurso de ideas, soliciten ayuda si no saben encontrar una solución mejor a su mendicidad y llegados al extremo pidan que se les declare la incapacidad si se consideran incapaces de hacer su trabajo, con suerte les damos, entre todos a los que intentan asfixiar, una paga.
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